lunes, 28 de abril de 2008

Zorba el Buda

Cuando hablas, algunas veces tengo la visión de vivir una vida como la de Zorba el griego: comer, beber y estar alegre, lujuriosa v apasionadamente y creo que ése es el camino.
Otras veces, dices que el camino es sentarse en silencio, alerta e inmóvil, como un monje.
De modo que, ¿qué hemos de ser? Zorbas o monjes. Y ¿cómo puede ser posible la fusión de ambos? Parece que te has ingeniado para integrar las contradicciones, pero nosotros, ¿podemos ser ambos? Zorbas—movidos por la pasión y el deseo—y Budas— desapasionados , fríos y calmados .



Esta es la síntesis suprema: cuando Zorba se convierte en un Buda. Aquí estoy tratando de crear no un Zorba el griego, sino un Zorba el Buda.

Zorba es muy bello, pero le falta algo. Esta es su tierra, pero le falta el cielo. Es terrenal, tiene las raíces de un cedro gigante, pero no tiene alas. No puede volar por el cielo. Tiene raíces, pero no alas.

Comer, beber, estar alegre, es perfecto. Nada hay de malo en ello. Pero no es suficiente. Pronto te cansarás. Uno no puede continuar simplemente comiendo, bebiendo y divirtiéndose. En poco tiempo, la ronda de la diversión se convierte en la ronda de las penas, porque es repetitivo. Solamente una mente muy mediocre puede ser feliz con ello.

Si tienes un poquito de inteligencia, tarde o temprano descubrirás su absoluta futilidad. ¿Por cuánto tiempo puedes seguir comiendo, bebiendo y divirtiéndote?

Más tarde o más temprano la duda tiene que aparecer. ¿Cuál es el sentido de todo esto? ¿Por qué? Es imposible evitar la pregunta por mucho tiempo. Y si eres muy inteligente, estará siempre ahí, persistentemente ahí, martilleando en tu corazón en busca de la respuesta. ¡Dame la respuesta! ¿Por qué?

Y has de recordar esto. No es que la gente pobre, la que se está muriendo de hambre, se sienta frustrada por la vida. No. Ellos no pueden sentirse frustrados.

No han vivido todavía. ¿Cómo pueden estar frustrados? Tienen esperanzas. Un hombre pobre siempre tiene esperanzas. Un hombre pobre siempre desea que algo suceda, tiene la esperanza de que algo va a suceder. Si no es hoy, quizás mañana, o pasado mañana; si no en esta vida, en la próxima.

¿Qué crees? ¿Quién es esa gente que ha descrito el cielo como un club de playboys? ¿Quién es esa gente? Muertos de hambre, pobres que se han perdido en la vida. Proyectan sus deseos en el cielo. En el cielo hay ríos de vino. ¿Quién es esa gente que imagina ríos de vino? Será que aquí se perdieron eso. Y existen árboles que cumplen tus deseos. Te sientas bajo ellos, deseas algo y en el instante en que lo deseas tu deseo queda satisfecho de inmediato. No transcurre ni siquiera un momento entre el deseo y su realización, ni una sombra entre el deseo y su realización. ¡ Es inmediato, instantáneo!

¿Quién es esa gente? Muertos de hambre; no han sido capaces de vivir sus vidas. ¿Cómo pueden sentirse frustrados por la vida? No la han experimentado; sólo a través de la experiencia uno llega a conocer su total futilidad.

Sólo los Zorbas llegan a conocer su total futilidad.

Buda mismo fue un Zorba. Tuvo a su disposición las más hermosas mujeres de su país. Su padre dispuso a su alrededor las muchachas más bellas. Tuvo los palacios más hermosos; diferentes palacios para las distintas estaciones. Tuvo todo el lujo que es posible, o que era posible en aquellos días. Vivió la vida de un Zorba el griego, a pesar de lo cual a los 29 años se sentía totalmente frustrado.

Fue un hombre muy inteligente. Si hubiera sido un mediocre, hubiera vivido esa vida. Pero pronto se dio cuenta: es repetitiva, es siempre lo mismo. Cada día comes, cada día haces el amor a una mujer... y cada día tenía diferentes mujeres para hacer el amor. ¿Pero por cuánto tiempo? Pronto se hartó.

La experiencia de la vida es muy amarga. Sólo en la imaginación es dulce. Su realidad es muy amarga. Escapó del palacio y de las mujeres y de las riquezas y del lujo y de todo...

Así que, no estoy en contra de Zorba el griego, porque Zorba el griego forma los cimientos mismos de Zorba el Buda. Buda nace de esa experiencia, de tal manera que estoy totalmente a favor de éste mundo, porque sé que el otro mundo sólo puede ser experimentado a través de éste. Por eso no te diré que te escapes, no te diré que te conviertas en un monje. Monje es aquel que ha ido en contra de Zorba; es un escapista, un cobarde; ha hecho algo precipitadamente, sin inteligencia. No es una persona madura. Un monje es inmaduro, codicioso; ambiciona el otro mundo y lo quiere demasiado pronto. Y el momento no ha llegado ni él ha madurado todavía.

Vive en este mundo, porque este mundo te da madurez, integridad. Los desafíos de este mundo te dan una oportunidad de centrarte, un estado de alerta.

Y este estado de alerta se convierte en la escalera. Entonces, puedes ascender de Zorba a Buda.

Pero déjame repetírtelo de nuevo: sólo los Zorbas llegan a ser Budas. Y Buda nunca fue un monje. Un monje es aquél que nunca ha sido Zorba, aquél que se ha sentido hechizado por las palabras de los Budas.

Un monje es un imitador, es falso, es pseudo. Imita a los Budas. Quizás sea un cristiano o un budista, o un jaino, eso no importa; pero imita a los Budas.

Cuando un monje abandona el mundo, continúa luchando contra él. No es una manera relajada de irse. Todo su ser se siente atraído hacia el mundo. Lucha contra él. Se divide. La mitad de su ser es de este mundo y la otra mitad anhela el otro. Se encuentra desintegrado. Un monje es básicamente un esquizofrénico, una persona dividida; dividida entre lo más bajo y lo más alto. Y lo de abajo va tirando de él, y lo bajo se vuelve más y más atractivo cuanto más se reprime. Y por no haber vivido lo más bajo, no puede obtener lo más alto.

Puedes obtener lo más alto sólo cuando has vivido lo más bajo. Puedes ganar altura sólo yendo a través de la agonía y el éxtasis de lo rastrero. Para que un loto se convierta en loto, tiene que arrastrarse por el lodo: este lodo es el mundo.

El monje ha escapado del lodo, nunca llegará a ser un loto. Es como si una semilla de loto tuviera miedo de caerse en el lodo, como si su ego, dijera: "¡Soy una semilla de loto y no puedo caer en el lodo!" Pero de esta manera permanece como semilla; nunca florecerá como un loto. Si quiere florecer como un loto, tiene que sumergirse en el lodo, tiene que vivir esta contradicción. Sin esta contradicción, sin vivir en el lodo, no hay más allá.

Yo sería la última persona en tratar de hacer de ti un monje. Si no, ¿por qué están los monjes y las monjas tan en contra mía? Me gustaría que echaras raíces en la Tierra.

Estoy perfectamente de acuerdo con Friedrich Nietzsche cuando dice: "¡Te lo suplico, hermano: permanece leal a la Tierra y no creas en aquellos que hablan de otras esperanzas terrenales!" Aprende tu primera lección de confianza, confiando en la Tierra. ¡Es tu hogar ahora mismo! No ansíes otro mundo. Vive éste, y vívelo con intensidad, con pasión. Vívelo con tu totalidad, con todo tu ser. Y con toda esa confianza, con esa vida de pasión, amor y alegría, serás capaz de ir más allá.

El otro mundo está escondido en éste. El Buda está dormido en el Zorba. Hay que despertarlo, y nadie puede despertarle excepto la vida misma.

Estoy aquí para ayudarte a ser total donde quiera que estés. En cualquier estado en que te encuentres, vívelo totalmente. Solamente viviendo algo totalmente uno puede trascenderlo.

Primero conviértete en un Zorba, en una flor de esta tierra y a través de ella logra la capacidad de llegar a ser un Buda, la flor del otro mundo. El otro mundo no está separado de éste; el otro mundo no está en contra de éste. El otro mundo está escondido en éste. Este es sólo una manifestación del otro y el otro es la parte no manifiesta de éste.

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